La Cooperativa de Viver, situada en pleno corazón del Alto Palancia es, no solo un referente de innovación, audacia y juventud en el sector agroalimentario sino un verdadero pilar socioeconómico de la comarca, que reivindica con pasión la esencia mediterránea y la agricultura digna.
En su apuesta por la diversificación y la recuperación de cultivos autóctonos y singulares, la cooperativa está impulsando la tradición vitivinícola de la zona y el reto que nos lanzaron fue convertir su nueva bodega en una experiencia enfocada al enoturismo que ofreciera una perspectiva diferente y atípica al visitante más allá de la habitual cata y visita al cultivo. El eje creativo fue la temática del realismo mágico que nos permitía dar vida y personalidad a los espacios. Diseñamos un itinerario de experiencias: “La atípica bodega” para dinamizar las visitas en puntos estratégicos combinando experiencias inmersivas, didácticas, inspiradoras e interactivas/participativas. Creamos un interiorismo alineado con la identidad corporativa de la cooperativa pero específico para la bodega y al servicio de las experiencias. Desarrollamos un storytelling central y los copys de la narración para conducir al público a través de todo el itinerario mágico. Algunas de las técnicas y formatos que salpican la visita son el mural-mapping, el sonido inmersivo, el documental performativo, la animación a modo de branded content, los juegos de aromas o la robotización.
Videns, el mural-mapping que sirve como punto de arranque de la visita, está protagonizado por el gran mural de una vid con cuerpo de bailarina que se convierte en toda una vivencia inmersiva para el público. A través de la narración, sonido, iluminación, animación y audiovisual se cuenta de forma didáctica desde el origen de la cultura del vino en Viver, pasando por la influencia de las estaciones en el cultivo o los valores de la cooperativa.